Cero interés social; surge egoísmo entre candidatos

En recientes entregas de esta columna, el análisis y resultado de los escenarios políticos que están sobre la mesa han confirmado lo que en su momento se plasmó.

Uno de ellos fue la salida de Miguel Ángel Osorio Chong, del gabinete de Enrique Peña Nieto.

Es muy cierto que las encuestas situaban al exsecretario de Gobernación en primer lugar, convirtiéndolo en el virtual candidato del PRI a la presidencia de la República de manera clara y sencilla.

La decisión del Ejecutivo federal por destapar a José Antonio Meade Kuribreña va más en función de los intereses económicos de un grupo en el poder que del mismo beneficio social de un país.

El candidato a modo sería el extitular de la SHCP. La decisión era obligada por las circunstancias que están vigentes al interior del PAN y PRI. Era necesario que Meade vinculara los grupos de derecha moderada dentro de dichos partidos políticos.

Por ello, Margarita Zavala Gómez del Campo se deslindó primero de sus raíces blanquiazules para ir como candidata independiente en busca de la silla presidencial, sabiendo de antemano que el número de firmas es casi imposible de alcanzar,

Aun suponiendo que llegara a obtener el número requerido, el objetivo es dividir al PAN y declinar a favor de Meade con la siguiente campaña de desprestigio en contra de Ricardo Anaya Cortés.

La salida de Javier Lozano Alarcón de Acción Nacional deja más que claro la campaña negra en contra de Anaya. Sabemos que Lozano es un fajador ante los medios de comunicación.

Ahora resulta que va a hacer las labores de vocero externo sin la intervención directa del Revolucionario Institucional, siempre en nombre y a favor del candidato Meade Kuribreña.

Guerra entre Anaya-PAN-PRD

En cuanto a Osorio Chong, aunque siempre estuvo pegado a las decisiones presidenciales, tiene en sus manos la oportunidad de incidir en las candidaturas de diputados, senadores y gobernadores.

Desde la Segob pudo haber sido señalado como imposición, pero ya de manera libre no hay delito qué perseguir. Era necesario medir la distancia al interior del tricolor, para el buen equilibrio de los poderes internos.

El siguiente paso es darle poder de manera pública, y eso debe ser dentro del propio PRI. La guerra comenzará contra Anaya y el PAN-PRD. No puede ser de manera directa contra AMLO, eso sería muy desgastante en estos momentos.

De manera lógica deberá el tricolor ir subiendo peldaños de acuerdo con las circunstancias como se presenten, primero está el PAN-PRD, por último Morena. El caso de Anaya es muy especial; deberá convencer al electorado que sus objetivos son diferentes al de Vicente Fox y Felipe Calderón.

PRI, bajo la lupa

Vicente Fox –aun perteneciendo al PAN– se ha convertido en una porra externa del PRI, en un fajador de manera abierta en contra de López Obrador. Felipe Calderón –vía Margarita Zavala–, se ha convertido en la cuña que apriete el proceso de Meade.

La campaña de Ricardo Anaya se está apuntalando cada día, a pesar de las descalificaciones y acusaciones en su contra. Meade tiene que ponerse las pilas en forma personal, los spots no están dando muchos resultados.

Sigue en primer lugar López Obrador, le sigue Anaya Cortés y por debajo, Meade Kuribreña. El PRI deberá cuidarse más de los escándalos mediáticos como el de Chihuahua.

En donde uno de sus pilares políticos, Manlio Fabio Beltrones, está siendo acusado del desvío de 250 millones de pesos a favor del tricolor, con la complacencia de la SHCP, cuando estuvo José Antonio Meade en el cargo.

Si la bomba explota, Meade se quedará rezagado y calificado como cómplice, por lo que no estamos muy lejos de que esto suceda.