Un bon vivant disfrazado de Fiscal en Puebla

Sin el ánimo de amargarles el almuerzo, pero consciente de que se pueden indigestar tras conocer la forma en la que el Fiscal Víctor Carrancá derrocha el dinero de los poblanos, les iré contando poco a poco lo que este señor hace diariamente con nuestro dinero.

Para arrancar el día, sabiendo que la seguridad de Puebla está garantizada gracias a su capacidad y compromiso con quienes vivimos en este estado, manda a un representante personal a las juntas del gabinete de seguridad, mientras él se va a jugar golf.

Avanzada la mañana, llega a su lujosa oficina de la 31 Poniente y bulevar 5 de Mayo en donde culmina sus ejercicios en el exclusivo gimnasio construido para su uso personal.

Un vapor después del ejercicio, un baño de tina y un masaje dentro de las propias instalaciones de la FGE son el preámbulo a un desayuno gourmet preparado por su chef personal.

Sobra decir que todo pagado por usted y por mí.

Unas cuantas horas revisando asuntos y negocios lo separan del momento de la comida, en la que el chef le tiene lista una comida para él y sus invitados especiales en el comedor privado de su majestuosa oficina.

Por la tarde, tras la obligada sobremesa, le vienen un par de horas de trabajo, para  culminar la ardua jornada con una partida de boliche, deporte al que se ha hecho aficionado.

Entrada la noche, vuelve a casa satisfecho de no haber escatimado esfuerzo alguno para darle la seguridad que los poblamos se merecen.

Y todo sin contar la enorme cantidad de viajes al extranjero a los más exclusivos destinos de playa.

Así es la vida de este bon vivant, al que desde hace siete años le pagamos todas sus excentricidades.