La reforma que viene

Nadie salió contento del proceso electoral de ayer.

Tan mal terminaron las campañas en las 14 entidades con elección, que ya el viernes pasado la mayoría de los líderes de los partidos políticos y sus candidatos, analistas y columnistas, pedían a gritos una nueva reforma electoral y política.

Personajes como José Woldenberg, el único presidente del IFE, que es recordado con respeto, hablan de que la última reforma electoral, con apenas un par de año de vigencia, está marcada por un grave mal: la sobrerregulación.

El expresidente del IFE, a diferencia de otros actores de la vida política mexicana, descarga la responsabilidad de los actuales consejeros, al indicar que su actuación no es ni caprichosa ni autónoma, pues solo se rige por las normas del nuevo Cofipe que fue aprobado por diputados y senadores de todos los partidos.

El hecho de que durante este proceso que culminó ayer se hayan transmitido más de 10 millones de spots en radio y televisión, es solo parte de un mandato surgido de esa reforma.

Hoy, con el pésimo antecedente de haber vivido la peor de las campañas electorales, la más llena de lodo y acusaciones, la que dejó el mayor número de impugnaciones hasta la fecha, los líderes partidarios comienzan a hablar con sus bancadas legislativas, a fin de avanzar en varias propuestas:

1.- Reformas a la ley electoral vigente, y/o:

2.- De plano desechar todo lo existente e ir a una nueva Reforma Electoral.

No pocos de ellos sugieren lo segundo. Consideran que la ley electoral vigente tiene tantos candados y corchetes, que es imposible pensar que el próximo proceso electoral presidencial pueda ser operado con estas normas.

De entrada, la mayoría considera que debe establecerse un nuevo código de ética electoral que impida la guerra sucia.

Nada de intercepciones telefónicas ni acusaciones sin sustento. Si alguien presenta una denuncia contra algún candidato, dicen, deberá además entregar pruebas suficientes de lo que dice.

Otro de los aspectos que se quieren cambiar, es el de las normas de promoción en medios. No pocos quieren establecer un nuevo régimen que permita que junto con los spots para radio y TV operados a través del INE, los partidos y los candidatos puedan contratar directamente sus campañas con toda clase de medios informativos.

Así habría una mixtura en la que se supone podrían ganar mejores respuestas quienes tuvieran más ingenio para presentar sus proyectos y propuestas.

De igual manera, hay quienes quieren terminar con el esquema de entrar en veda informativa en tiempos electorales.

Los estudiosos del tema indican que esa veda termina por ser un sistema de censura informativa que toma a los ciudadanos y los medios informativos como menores de edad.

Por lo pronto, comienzan a surgir los señalamientos respecto a lo que ya no puede seguir adelante en los procesos electorales.

El propio secretario de Gobernación Miguel Ángel Osorio Chong afirmó a fines de la semana, que el proceso electoral que terminó ayer fue simple y llanamente “la madre despiadada de todos los procesos electorales”.

Un proceso donde todos los partidos y sus candidatos se cruzaron toda clase de acusaciones y denuncias, sin pensar, dijo, en “el día siguiente”.

Y se da el caso de que todas las fuerzas políticas y sus candidatos, deberán luego lidiar con la necesidad de llegar a acuerdos y avanzar en proyectos que requerirán del esfuerzo y la aceptación de todos ellos.

Esto mismo lo explica así el panista Roberto Gil Zuarth, presidente del Senado: “Mi preocupación es que queden pocas posibilidades de encuentro, de acercamiento entre los partidos políticos después de campañas electorales tan intensas.

”Si nos decimos durante 60 días uno a los otros que somos narcos, que somos corruptos ¿con qué posibilidades nos podemos juntar al día siguiente para construir una reforma en materia, por ejemplo, de seguridad pública?

”¿Cómo nos sentamos a construir iniciativas, dictámenes, decisiones en materia de Sistema Nacional Anticorrupción, si hemos rebajado a tal grado nuestro debate público, que no solamente ya no existe confianza sino simplemente no existe posibilidad de diálogo entre personas que se reconocen con cierta legitimidad democrática para tomar decisiones?”, indicó.

Con las cosas así, la reforma que viene es sin duda una nueva reforma político electoral con que se operará el proceso de 2018.