Guillermo Deloya Cobián
Orden de Gobierno
2018-08-16 11:22:01
La Cultura es la herencia social y el arte una de sus manifestaciones; marcan la grandeza de los pueblos, su identidad, sus creencias, su núcleo.
Es notorio cómo una apuesta cultural vigorosa, en la acotación de un municipio, es una gran vía para generar cohesión, identidad y por supuesto desarrollo económico y social. Parecería que en muchos casos cercanos, la notable comunidad artística de nuestras ciudades se vuelve aquella marginada de una veta que es una real alternativa para afianzar los beneficios mencionados. El talento de nuestros jóvenes, la reintegración de nuestros adultos en plenitud y la formación de nuestros niños en las artes desaparece, tras la falta de una política municipal integradora.
Ocurre que, los presupuestos que debieran ser destinados al apoyo de valiosos jóvenes creadores, se orientan a la manutención de ostentosos monumentos a la ideología impuesta por las administraciones. Además, la riqueza patrimonial, la estructura de casonas, edificios, barrios, museos, sufre de una imposición orgánica carente de consenso, diálogo y un programa de conservación, gestión y administración coherente con la comunidad y las necesidades de una ciudad y las identidades que congrega.
En nuestra Puebla, urge una política del ramo con base en el diálogo de artistas, gestores, medios de comunicación, universidades y toda institución que tenga a fin la promoción, gestión y difusión de nuestra cultura: nuestra cultura actual y las tradiciones, técnicas y materiales heredados.
Y es aquí donde se avizoran los principales problemas en materia de Arte y Cultura que enfrenta Puebla al nivel más básico, tal cual sería contar con un plan de desarrollo en materia de arte y cultura como punto de partida. Por otra parte, no hay un observatorio de políticas culturales; se toman decisiones dictatoriales, carentes de consenso, vinculación y actualidad.
Se ha llegado al grado de ignorar las propuestas y voces de la comunidad. A través de la imposición de una oferta ofensiva hacia nuestra ciudadanía, existe un derroche del presupuesto en una programación fuera de consenso. Peor aún, no se reconoce a la iniciativa privada como parte de la comunidad, por lo tanto no se ha abierto la puerta a su participación económica en la búsqueda de incentivos para la capitalización de las ideas.
Algo que nos debería preocupar en todo esquema de democracia y estado de derecho, es algo que lastima: se persigue a la crítica y el periodismo cultural. Se les castiga cerrándoles las puertas y desintegrándolos en los planes de trabajo.
Y sin embargo, Puebla se caracteriza por ser una entidad con alto número de Instituciones de Educación Superior con interés por la diversificación y especialización en el área de ciencias sociales, artes y humanidades.
Actualmente la BUAP, la IBERO Puebla y la Universidad Anáhuac apostaron por las licenciaturas en arte contemporáneo, arte digital, artes plásticas, diseño industrial y cinematografía (ANUIES, 2015).
Y la estructura cultural es considerable en la ciudad: contamos con 29 auditorios; 38 bibliotecas pertenecientes a la red nacional; 12 teatros; 28 museos; 71 librerías; 3 casas de artesanías; 8 galerías; 118 universidades; 24 centros culturales; 20 centros de educación; 4 centros de investigación; 1 centro coordinador para el desarrollo indígena; 1 institución cultural; 3 instituciones culturales municipales; 4 sedes de la Secretaría de Cultura; 11 editoriales; 19 festivales; 6 festividades; 2 ferias del libro; 6 convocatorias locales; 42 programas de educación artística; 7 revistas de arte y cultura; 4 revistas electrónicas de arte y cultura; 10 publicaciones periódicas; 22 monumentos históricas del INAH; 5 fototecas; 3 fonotecas; 2 sedes de patrimonio ferrocarrilero; 4 declaraciones de la UNESCO; entre las que destaca la de Ciudad Patrimonio, 103 artistas y 31 grupos artísticos registrados ante el Sistema de Información Cultural; 13 complejos cinematográficos; 2 compañías cinematográficas; 15 salas de cine y cineclubes; 7 cineastas y profesionales; 12 producciones cinematográficas; entre otros rubros que dejan a la ciudad como un centro productor y promotor de las artes.
No es tarde para enmendar el camino. Lo que hay es un equívoco manejo de nuestra identidad. La difusión de Puebla como ciudad es errónea y no reconocida por sus ciudadanos, productores y agentes.
¡Apostemos por la cultura! Será mejor nuestro futuro.