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El municipio mexicano ante la oportunidad global

Guillermo Deloya Cobián
Orden de Gobierno
2018-08-29 00:15:37

Cada país es en esencia el responsable único de su desarrollo económico y social. Los instrumentos con los que apuntala el deseable crecimiento, determinan rumbos que a su vez, tangencial o directamente, se vinculan a la comunidad internacional. Nuestro país ha dado un paso en definitivo para continuar en el camino de la cooperación comercial con los vecinos del norte. En este camino, bajo el esquema de nación favorecida, se plasma una nueva edición re negociada del Tratado de Libre Comercio, que facilita la circulación transfronteriza de bienes y servicios, promueve la competencia comercial justa y protege los derechos de propiedad intelectual entre muchos otros objetivos.

Para mí no queda duda de la conveniencia en la modernizada implementación del tratado, sobre todo cuando se avizoran los datos que soportan el avance logrado tanto en los Estados Unidos como en México y Canadá. El aumento en la competitividad ha sido una constante tripartita, sin embargo, las amplias deudas que nos ha legado en la creación de empleos con remuneración suficiente y en estándares de consenso, así como el poco incentivo de desarrollo que ha recibido nuestro campo son temas que aún no han encontrado satisfactoriamente una solución.

México cuenta con vocaciones productivas repartidas mayoritariamente en territorios de inter municipalidad, que a su vez se agrupan en políticas de desarrollo estatal. Al ser el municipio mexicano el núcleo más cercano de contacto ciudadano, mucho contará cómo en una política económica integral, tendremos que apostar por la articulación y la convergencia en un universo de distintas velocidades productivas y de enfoques políticos y sociales.

Un municipio es el encargado de la promoción directa de las capacidades de creación de riqueza generadas por el correcto funcionamiento de una ciudad. Mejores condiciones implican mayor actividad de comercio y recaudatoria. En esta antesala, donde bajo la nueva negociación involucra en un esquema de proteccionismo sobre todo a la parte de producción automotriz para los estadounidenses, la política de desarrollo nacional en nuestro país debiese diversificar actividades productivas que pasan por la territorialidad municipal y que bien pueden ser reforzadas con políticas de consenso.

El sector agropecuario parece que encuentra un promisorio horizonte al lograr el reconocimiento de la producción agrícola mexicana como potencia exportadora. La mayor demanda implicará procesos de tecnificación e insumos, así como mayores oportunidades de crédito a medianos y grandes productores. La pequeña producción habrá que sumarla con capacitación y tecnología al ciclo económico. Nuestro país exporta principalmente aguacate, tomate, mango y limón. Las principales entidades federativas productoras son Jalisco, Michoacán, Veracruz, Sinaloa y Sonora.

En el caso de mi estado, y repartido en la geografía de sus municipios, en Puebla existe una actividad económica donde los sectores de mayor relevancia son sin duda el automotriz y autopartes, plásticos, metalmecánica, sector textil y de confección, tecnologías de información, artículos de decoración y de manera importante mármol y alimentos frescos y procesados. De todos ellos puede acrecentarse la oportunidad de lograr bonanza comercial.

Sin embargo, debemos estar conscientes que la falta de una política integradora desde lo municipal, en donde en muchos casos las condiciones imperantes para la producción no son detonadoras de desarrollo. Las trabas de tramitología y burocracia que pasan por las oficinas de las presidencias municipales, inhiben la oportunidad que nos da el cambio de política de desarrollo por dos causes: por un cambio de gobierno en los tres órdenes y de una revisión de la política productiva al amparo de un reluciente instrumento internacional.

Y de ahí también que ante la comunidad internacional, exista la necesidad de justificar con objetivos e indicadores el requerido progreso. En los municipios como en los estados, se ha avanzado en la orientación de políticas a través de objetivos de desarrollo sostenible contenidos en la agenda 2030. De ahí que en miras de conservarlos como parámetros útiles, en un contexto de vertiginosos cambios globales, el municipio mexicano debe seguir en el trazo de reforzamiento de este tipo de acciones comunes internacionalmente, lo cual de forma segura aterrizará en mejores condiciones para tener ciudades sanas, funcionales y enroladas a la dinámica mundial que hoy tenemos enfrente.

 


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