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La guerra de los Yunes

Enrique Núñez
Código Rojo
2016-05-02 01:19:00

Justo a la mitad de las campañas en las que se juegan doce gubernaturas, la moneda sigue en el aire prácticamente en la mitad y en los otros seis las tendencias resultan francamente irreversibles.

En Sinaloa, Chihuahua, Hidalgo, Zacatecas, Durango y Tamaulipas, el PRI parece tener aseguradas esas gubernaturas; no así en Veracruz, Aguascalientes, Puebla, Tlaxcala, Oaxaca y Quintana Roo, en donde el nivel de competencia es mucho más cerrado y aunque el tricolor también saca ventaja estos últimos tres, las diferencias parecen no ser suficientes.

Pero vayamos a la primera de las joyas de la corona electoral.

Por su densidad poblacional, peso electoral y poder financiero, Veracruz se convierte en el botín más codiciado de este 2016. Perder Veracruz para el PRI representa un alto riesgo para la elección presidencial de 2018, sobre todo por el crecimiento electoral de Morena que terminará como la tercera fuerza política y el dejarle las llaves de ese estado a Acción Nacional.

Sin embargo, pese a todos los escándalos y los problemas del gobierno de Javier Duarte, las tendencias marcan un empate técnico entre los primos Yunes.

Un error constante de los analistas políticos de la capital del país, es pensar que los bombazos mediáticos detonados en los diarios nacionales, repercuten de manera directa en los estados de procedencia.

Sin duda, Duarte debe ser el gobernador con la peor imagen de todo el país. Sin embargo, el comportamiento del elector en esos estados puede ser muy distinto a lo que la lógica capitalina pudiera dictar.

En Veracruz, por increíble que parezca, Héctor Yunes tiene muchas más posibilidades de ganar la elección, de las que pudiéramos predecir desde la Megalópolis.

Los números dicen que la balanza no se mueve ni para Miguel Ángel, ni para Héctor y que el empate pudiera permanecer hasta el día de la elección.

Son tantos los golpes bajos que ambos se han propinado, que a estas alturas, ambos parecen estar vacunados.

Esta lucha de cochinos contra marranos va a terminar en una competencia de estructuras y derroche de dinero, en donde ganará el que más porquerías sepa hacer.

Y créanme que hasta en eso, están empatados.

Puebla el bastión azul

La elección poblana tiene sus similitudes con la de los jarochos, sobre todo cuando de derroche hablamos.

El autoritarismo del gobernador Moreno Valle rompe con cualquier antecedente conocido y su falta de escrúpulos hace pensar que esta elección no la pierde aunque tuviera que dejar la vida ese 5 de junio.

El PAN y sus aliados tienen a un candidato carismático, pero que debe remar contra el enojo de una base electoral dolida por un gobierno que les ha pegado en donde más les duele: en su bolsillo y en su dignidad.

Pese a todo, la estructura morenovallista le da una ventaja en las encuestas a Tony Gali, quien ha sido señalado por Reforma y la Jornada por casos de corrupción y enriquecimiento inexplicable.

En el bando contrario, la priista Blanca Alcalá también ya sufrió el embate mediático y ella fue acusada de haber falseado su 3 de 3, al no haber declarado su participación en una constructora de vivienda.

De acuerdo a los sondeos de casas respetables, Tony Gali tiene una ventaja de entre cuatro y seis puntos porcentuales, lo cual puede ser visto de dos formas: la primera es que, considerando que Blanca Alcalá empezó 11 puntos abajo, las tendencias la hacen muy peligrosa; y la otra es que Gali se mantiene fuera del margen de error, rompiendo el empate técnico a su favor.

Las dos joyas de la corona electoral

Así las cosas, para quienes tienen la mente puesta en el 2018, de las doce gubernaturas en juego, Veracruz y Puebla son vitales para sus aspiraciones.

Si el PRI pierde Veracruz, ganar Puebla puede compensar –en suma con Oaxaca– el número de votos y el peso político de Veracruz.

En contrario sentido, si el partido de Peña y Beltrones pierde esos dos estados, el golpe será casi mortal, aún ganando los otros diez estados.

Sobra decir que para el PAN y Morena, un descalabro en tierras jarochas y poblanas para el tricolor, los deja seriamente heridos a su principal oponente en la puja presidencial.

En esa lógica, las dos joyas de la corona no son otras que Puebla y Veracruz.

Ni más, ni menos. 


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