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¿Aspirinas para la Megalópolis?

Jesús Sánchez
El Rincón del Chamán
2016-07-18 07:45:28

Más vale tarde que nunca, pero hasta no ver... Esperemos que ahora si los pajaritos no se cansen de volar, como diría el clásico.

Las medidas complementarias anunciadas por la Comisión Ambiental de la Megalópolis (CAMe) esta semana, diseñadas para mejorar la calidad del aire en el Valle de México, parece que aliviaron un poco el estrés de Miguel Ángel Mancera, cansado de que le carguen la mano a la CDMX y los demás no aporten.

En general estas medidas tienen una muy buena apariencia y ojalá aterricen sin chocar con el politizado ambiente de los últimos días, aunque la pregunta que se hacen los expertos en puntos de vista sigue siendo la misma ¿por qué no se propusieron antes?

Como sea, uno de los retos clave de las autoridades involucradas será convencer a los gobernadores de las entidades que integran la Megalópolis para firmar un convenio de adhesión a las nuevas medidas que les obligue a colaborar en los programas propuestos, lo cual además ayudaría a que Mancera no se sienta tan solo.

Rafael Pacchiano, titular de la Semarnat confirmó la convocatoria para que los gobernadores Francisco Olvera, Rafael Moreno Valle, Eruviel Ávila, Mariano González, Graco Ramírez y el propio Mancera se sienten a la mesa a firmar el convenio de adhesión, aunque tres góbers estén a punto de entregar la estafeta a sus relevos y quién sabe si se pueda contar con ellos.

Otro punto a favor de Mancera es que tendrá que diseñarse un modelo ProAire para la Megalópolis, tomando como base el ProAire que opera para la Zona Metropolitana, firmado en solitario hace años por los gobiernos del entonces Distrito Federal y el Estado de México. El ProAire Metropolitano está propuesto para la década 2011-2020, pero el nuevo programa deberá proyectarse de 2017 a 2027, como mínimo. Por eso decimos que hasta no ver…

Los corchetes

Pero todavía no es tiempo de echar las campanas al vuelo porque las nuevas medidas tienen sus corchetes, límites y tiempos de caducidad.

Por ejemplo, los 11 mil millones de pesos que estarán dispuestos en la banca de desarrollo para los planes de renovación del transporte público –para el Valle de México– estarán disponibles hasta el año 2018. Si no los aprovechan, pues lástima.

Por cierto que los mil taxis viejos que serán sustituidos por unidades híbridas están focalizadas al espacio territorial mexiquense y de la CDMX. Hasta ahora, claro. Lo único bueno de este programa de sustitución vehicular es que no harán lo que siempre, cambiar la cromática sobre los mismos vejestorios.

Para 2017 tendrá que estar listo el nuevo Plan de Contingencia ambiental que supone mecanismos de prevención y del establecimiento de normas para medir con mayor precisión las emisiones contaminantes.

Pero si esperaban que con estas medidas Mancera hiciera fiesta en el Zócalo, pues están equivocados.

Faltan, dijo, las normas para la verificación de las placas del autotransporte federal, la regulación de las emisiones a nivel industrial y el manejo de la basura. Nada más y nada menos.

Cinturón o faja verde

Lo que llamó mucho la atención fue el anuncio de una reforestación histórica en el Valle de México. Pacchiano prometió que se sembrarán 18 millones de arbolitos para crear un cinturón verde en el norte y oriente de la CDMX.

De acuerdo al Anuario Estadístico 2015 del Inegi, en el año de 2014 apenas se sembraron un millón 180 mil 397 árboles para reforestar mil 240 hectáreas en el Distrito Federal.

Lo que hoy se propone es reforestar casi 10 veces más lo que se sembró hace dos años.  Y no, no se precisa cuántos años les llevará hacerlo.

El caso es que lo ofrecido para la CDMX, equivale a la tercera parte del total de árboles plantados en todo el país durante el periodo 2008-2014, cuando se sembraron 61.8 millones de árboles.

Visto desde otra perspectiva, apenas en 2014, en las seis entidades que integran la Megalópolis se sembraron un total de 27 millones de arbolitos. Haga usted sus cuentas.

Ojalá y con sembrar árboles se resolvieran todos los problemas, pero cuidar que crezcan sanos es otro cantar.

Hace unos meses en Tlaxcala se reprochó que del total de árboles sembrados en la entidad, entre el 25 y 30 por ciento no sobrevivieron.

Frente a otras muchas propuestas, la medida de sembrar arbolitos no es mala, por el contrario, el problema es que a la ciudad se le acaban los espacios para los árboles por el incontrolable boom de las construcciones de concreto. En eso no hay freno. 


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2024-04-19