Fabián Yáñez C.
Columna Invitada
2016-10-03 07:46:24
Durante muchas décadas el agua ha representado un factor imprescindible para el desarrollo económico y social de la Megalópolis. Sin embargo muy pocos le dan el valor real al preciado líquido.
Todos hablamos diariamente de la escasez del agua en la gran ciudad y al mismo tiempo nos quejamos de las grandes inundaciones. Una gran incongruencia.
Por un lado se invierten millones de pesos en buscar agua en profundidades superiores a los diez mil metros para poder contrarrestar el grave déficit de abastecimiento a la población y, por otro, enormes presupuestos, para canalizar el agua pluvial y desalojarla en un gran drenaje profundo.
Pareciera un juego de niños. Solo unos cuantos han implementado acciones concretas para lograr la tan prostituida sustentabilidad hídrica en el valle de México, mediante la captación y potabilización del agua pluvial y la implementación del reciclaje intensivo del agua.
Cada día se agrava más la escasa disponibilidad natural del agua, en el acuífero más sobrexplotado del mundo. Las cifras asustan a cualquiera. La región tiene un volumen de recarga de mil 800 hectómetros cúbicos al año, el cual representa la disponibilidad de agua subterránea.
En el Valle de México, el volumen concesionado alcanza los mil 700 hectómetros cúbicos al año, mientras que la recarga es de 750 hectómetros cúbicos al año. Lo que implica un déficit de: 949 hectómetros cúbicos al año.
Circunstancia que motivo a la CONAGUA a clasificarlo en veda total, impidiendo el otorgamiento de permisos para la perforación de pozos para su aprovechamiento en cualquier tipo de uso, incluso para el público urbano, evitando así el incremento en la sobre explotación.
Pero cual es el fenómeno que ha causado la gran disminución de la disponibilidad natural del agua?
En nuestra querida megalópolis, el subsidio para el uso y aprovechamiento del agua, ha sido un mensaje político erróneo. La sociedad asume que por ser barata es abundante y por ende su cuidado es muy débil.
El único valor que se le da al agua es el de la salud, ya que a pesar de ser sinónimo de vida es el vehículo de enfermedades gastrointestinales que para contrarrestarlas, al sector salud le representa un gran presupuesto.