Jesús Sánchez
El Rincón del Chamán
2017-01-30 07:34:36
Con el vecino bravucón que llegó a la Casa Blanca, en México los políticos tienen que poner los pies en la tierra y exigir que los candidatos a la presidencia rumbo a 2018 estén a la altura de las circunstancias.
Dos años pasan muy rápido y es el tiempo que le queda a @EPN y a su equipo para mostrar de qué están hechos, y así evitar que las ocurrencias bipolares de Donald Trump nos arrastren como nación al desbarrancadero.
La firmeza que asuma el actual gobierno mexicano frente a los berrinches del magnate, en contra de medidas irracionales y demagógicas como la construcción del muro en nuestra frontera norte, así como los términos de los nuevos acuerdos comerciales, serán el legado para el nuevo sexenio que tenemos en puerta.
En este contexto, debemos considerar el factor Trump como ingrediente que estará presente (of course) en el proceso de la sucesión presidencial en México, en la definición de las candidaturas, en las propuestas de los partidos y en el sentido del voto en las urnas.
El proceso político mexicano será diferente a los que hemos vivido porque ahora tendrá que tomarse en cuenta la política exterior, como elemento sensible para la defensa de nuestra soberanía y la oferta creíble para los electores.
Por tales razones, se acabó la hora de los aficionados y de los improvisados en el proceso de cambio de gobierno rumbo a 2018. Ya no hay lugar para los que quieran participar en el juego político aunque no tengan posibilidades de nada, solo por protagonismo o para sacar raja política.
Tiempos tempestuosos
Donald Trump ya se confirmó como ave de tempestades y ante ello, México requiere de candidatos y eventualmente, de un presidente de la República que tenga todo el respaldo social y la legitimidad de los votos para enfrentar los nuevos tiempos.
Al presidente @EPN le ha sido muy difícil asumir dicha etapa de cambios por el desgaste que lo ha llevado a los más bajos índices de aceptación, así como por los costos que ha generado, como los gasolinazos.
Tras las elecciones estatales de junio, la etapa de la presidencial estará en curso formal y por ello, los partidos tendrán que decantar a sus aspirantes para mostrar mayor fortaleza en la nueva realidad política internacional.
Se trata de que en un escenario harto complicado, en el que hay que esperar lo peor, pueda darse el mexican moment recalentado, que haga de las elecciones de 2018 las de mayor participación y con más propuestas que golpes bajos entre los candidatos.
Tiene que darse mucha política y lo comenzamos a ver. Por ejemplo, nadie hubiera imaginado que Andrés Manuel López Obrador anunciara su apoyo a @EPN para defender las causas de los mexicanos. El nacionalismo tocó otra vez a nuestra puerta.
Los partidos tienen que comenzar a resolver sus desacuerdos internos y perfilar a sus candidatos, los más sólidos, es decir, mostrar al vecino Trump que hay capacidad para continuar tomando decisiones, sobre todo la negativa a la construcción del muro, avanzar en la negociación comercial y la defensa de nuestros paisanos.
La perinola: todos quieren
Las listas de los suspirantes a convertirse en candidatos presidenciales es abultada. Por supuesto que no es fila para las tortillas, diría el clásico. Hagamos un breve análisis de lo que pasa dentro y fuera de los partidos:
En el PAN, por ejemplo, la onda grupera los asfixia y los calderonistas tienen que hacer labor interna para establecer que si es Margarita Zavala, pues que tenga todo el respaldo y si no es así que apoye a otro. Además de Rafael Moreno Valle, en febrero define si entra o no Miguel Márquez Márquez. El propio Ricardo Anaya tiene que definir si va o no, sus spots cada vez son menos impactantes. A Ernesto Ruffo no se le ve ni en Facebook.
Es en el PRI donde tendrán que prescindir de la estrategia TenB, o sea Todos en Bola. Miguel Ángel Osorio Chong es el mejor posicionado por donde se le quiera ver, lo demás es poesía. Al hidalguense tienen que darle más espacio. A nivel de equipo peñista, José Antonio Meade sufrió un severo desgaste con el tema del gasolinazo y Luis Videgaray tiene el negativo de ser visto como el candidato de Trump. Aunque lo recibieron con un muro en la nariz cuando visitó Washington.
La estrategia TenB aparenta mucha competencia pero es mucho ruido y pocas nueces. Entre ellos se cuenta a Eruviel Ávila, Aurelio Nuño, José Calzada, quien por andar en el “Reto Guacamole” se le traspapelaron los permisos para exportar muchas toneladas de aguacate a EU; Enrique de la Madrid, Ivonne Ortega; el propio Enrique Ochoa al que sus cuates lo ven saltar a las grandes ligas quién sabe por qué. En comal aparte van José Narro y Claudia Pavlovich.
Otro segmento de tiradores muy abultado es el de los independientes. Como en la perinola, todos quieren, pero pocos ponen. Será difícil, pero algunos suspirantes de dicha canasta podrían apuntalar a uno de ellos para fortalecerlo. Este sector está encabezado por Miguel Ángel Mancera, quien también iría como candidato del PRD, de las fuerzas de izquierda y de organizaciones sociales.
A partir de ahí, algo tendrán que hacer Jaime Rodríguez “El Bronco”, Jorge Castañeda, Juan Ramón de la Fuente. Otros agregados son: Denise Dresser, Emilio Álvarez Icaza, Pedro Ferriz de Con. De última hora se coló Gerardo Fernández Noroña.
Se espera que el EZLN defina en un proceso interno a su candidata presidencial.
Y no menos importante es la nominación, nada espontánea del empresario Carlos Slim, de quien sus promotores dicen que es la horma del zapato de Trump.
Andrés Manuel López Obrador, el abanderado único e indiscutible de Morena, es sin duda el aspirante político que está mejor colocado en todos los ejercicios de las encuestas, aunque ya nadie crea en estas. El político tabasqueño reconfirma que en los hechos es el candidato a vencer en 2018.
Y si no, que alguien explique por qué el Grupo Salinas envió a Esteban Moctezuma, una de sus piezas políticas, a integrarse al grupo de intelectuales coordinado por el neoleonés Poncho Romo. Y si eso despertó suspicacias, se sabe que otros grupos también le hacen guiños a AMLO esperando que crezca su candidatura y lo lleve a vivir a Palacio Nacional.
Como diría el Dalai Lama, hay que esperar lo mejor, pero debemos prepararnos para lo peor.
Porque México tendrá que seguir tomando decisiones claras y difíciles en las próximas semanas.