Julián Germán Molina Carrillo
Opinión
2017-04-03 07:18:04
Como todos sabemos, el 13 de agosto de 1521 la ciudad de México cayó en poder de los conquistadores españoles, después de dos años de enconados intentos bélicos, políticos y conspirativos, en los que participaron, junto con los españoles, los pueblos indígenas previamente avasallados por los mexicas, en un afán por rebelarse (aprovechando la alianza con los recién llegados) de las condiciones de sojuzgamiento en que vivían.
Este hecho marcó el inicio de la colonización española y el nacimiento del México mestizo.
Con ello, la extracción de oro, plata y otros minerales para llevarlos a la nación conquistadora fue una constante, sin embargo, el saqueo actual por parte las empresas mineras que operan en México, y que en su mayoría son canadienses, es superior al que llevó a cabo España durante la época de la Conquista y la Colonia.
Durante este periodo se extrajeron 190 toneladas de oro, pero lo que ha ocurrido en los últimos diez años, de 2006 a 2015, no tiene precedente, se han extraído de México 774 toneladas de oro por empresas nacionales y extranjeras, lo que en dinero representó, sólo entre los años 2009 y 2013, 1 billón 138 mil 498 millones de pesos, con un impuesto de tan solo 1.8% del valor de la producción minera nacional, ¡Absurdamente bajo! Para una industria millonaria que aprovecha recursos que se supone son de los mexicanos.
Quienes aprovechan estas jugosas ganancias son 293 empresas que operan en México, de las cuales, 205 son canadienses, 46 estadounidenses y 10 chinas y sólo 32 nacionales.
Estas empresas tienen casi un cuarto del territorio nacional concesionado y extraen del subsuelo una riqueza que es de todos los mexicanos, pero con la autorización tácita del gobierno federal la usan sólo en su beneficio.
Ahora entendemos porque a pesar de estar rankeado en el lugar número ocho mundial, de los diez países con mayor producción de oro, nos encontramos hasta el lugar número 29 de los países Latinoamericanos en tenencias de oro, estamos siendo saqueados nuevamente, pero ahora sin un espejito de por medio.
Aunado a lo anterior, las compañías mineras cuentan con un marco jurídico de excepción, que les permite pagar sólo 0.3 por ciento de impuestos directos a la producción, una cifra ínfima, si se compara con el 71.1 por ciento con que se grava la extracción de hidrocarburos. Sus utilidades por ello, alcanzan hasta un 93.5 por ciento. Además de que cuentan con la complacencia del gobierno en las últimas décadas, que se les cobran (en la Ley Federal de Derechos) en función del número de hectáreas que tienen en concesión y no del valor y volumen de la producción que realicen.
En fin todo este cumulo de privilegios para quién?
Quienes son las personas directamente beneficiadas de este sin fin de arbitrarios privilegios? Porque los dueños de las tierras no son quienes ven ganancias?
Porque si la Constitución dice en su artículo 27 párrafo cuarto “Corresponde a la Nación el dominio directo de todos los recursos naturales de la plataforma continental y los zócalos submarinos de las islas; de todos los minerales o substancias que en vetas, mantos, masas o yacimientos, constituyan depósitos cuya naturaleza sea distinta de los componentes de los terrenos, tales como los minerales de los que se extraigan metales y metaloides utilizados en la industria…” Son extranjeros quienes se benefician de ello.
Es momento de exigir orden al interior de la casa, de exigir se termine con prácticas antiquísimas de saqueo a la nación.
Podemos salir adelante como nación independiente si logramos encaminar las cosas a su justo orden. ¡Que el pueblo mexicano se vea beneficiado por lo que su suelo le otorga generosamente!